lunes, 27 de septiembre de 2010

Feliz cumple Google

    "Yo el oyente" saluda   a  GOOGLE  en su                      12º ANIVERSARIO

lunes, 20 de septiembre de 2010

¡¡¡Albricias!!!!!. Se acabaron las palabrotas ¿Hasta cuando?

Así como existe desde este blog, algún escepticismo, con respecto al ordenamiento inmediato de las señales radioeléctricas, parece que por fin, la Autoridad De Aplicación ha tomado el toro por las astas, en cuanto al vocabulario, que se emplea en los medios de comunicación audiovisual. 

Lejos de pretender ser mojigatos, es de singular importancia que un medio, y por ende, quienes lo utilizan para ejercer sus profesiones, respeten la familiaridad de quienes, le permiten el ingreso a su intimidad.

La ley 26522, que ahora encuadra a los medios de comunicación, es muy clara en este aspecto. Existe un horario de protección, que no necesariamente es a los menores, sino a aquellas personas, que por pudor, cultura o costumbres, no desean tamañas agresiones verbales.

Existen muchos seres, que padecen la agresión verbal y psicológica en el seno de su familia, en sus grupos de trabajo y para nada, desean que también a través de la radio,  se las castigue con tanta impunidad de grosera verborragia.

Ahora, aquellos que profieran palabras soeces y permitan que terceros lo hagan, serán pasibles de sanciones económicas, que, como es de esperar, no sean canjeables con publicidad oficial, como ocurriera, con el fatídico, anacrónico y perimido Comfer.

Se ha observado desde hoy, que aquellos bufones del periodismo y la conducción, han morigerado sus expresiones,  extremadamente hirientes para los desprevenidos escuchas, hartos de golpes bajos. 
Sigamos apostando al cambio, era necesario. Quienes no se molesten por esta agresividad, tendrán derecho a ser participes de la irreverencia admitida, después de las 10 de la noche.

Yo el oyente, fiel a su estilo, así como en este caso destaca lo positivo, también se ubicará en el lugar que corresponda, cuando alguien se aleje de la LEY, y quienes deban hacerla  cumplir, hagan caso omiso a lo redactado.

El logro de esta Ley, le ha costado mucho al pueblo Argentino.




miércoles, 15 de septiembre de 2010

TODO SEGUIRÁ IGUAL O PEOR

Los  lectores y visitantes de este blog, son testigos de la permanente preocupación que me significan los medios audiovisuales del país. Esta misma preocupación, seguramente estará rondando en la cabeza del titular de la AFSCA, quien, desde su rol de cumplir con directivas de políticas superiores, abrió la esperanza de todos, quienes hoy poseen solo un micrófono y un equipo transmisor, sin las mínimas condiciones técnicas e intelectuales para ser licenciatarios de una señal de servicios audiovisuales.

Si bien, la mentada ley 26522, tiene una interesante intención de mejorar el espectro radioeléctrico nacional, en muchos casos se ha transformado en nafta sobre la hoguera. ¿Cómo hará Mariotto, para sacar del aire tanta basura sonora? Quienes deseen ingresar a los distintos comentarios en la página web, de la autoridad de aplicación, observarán que todos los que hoy están en el aire, creen convencidos que seguirán estándolo. Nada mas equivocado, la gran mayoría, no puede mantener estas pretendidas radios (por denominarlas de alguna manera), ya que no cumplen con el mínimo indispensable de lo requerido para la explotación de una señal.

Sin pretender ser fiscal en la materia, solo bastará analizar cada comentario en su contenido, más la redacción y faltas gramaticales, posiciones discriminatorias, y enfrentamientos lugareños de quienes esgrimen legitimidad de su medio, como para comprobar las falencias primarias que imposibilitará otorgarles la soñada licencia.
Seguramente, quienes impulsaron el slogan “todas las voces” no advirtieron, que desde la democracia, será imposible desmembrar tamaño burdel, y menos aún, teniendo en cuenta la proximidad de elecciones.
Todo seguirá igual, hoy tomar decisiones de otorgamientos o no de señales, sería impopular para el gobierno, y probablemente nadie querrá asumir tamaño costo político. Solo, se cumplirá aquello a lo que apunta la ley, los monopolios. El resto, seguirá igual.

Mientras tanto, los oyentes seguiremos padeciendo calamitosas propuestas engendradas en este verdadero caos en que están inmersos los medios audiovisuales.
Quienes tenemos la posibilidad de recorrer el interior del país, día a día padecemos tanta barbarie sonora, mancillando las que otrora fueran, las límpidas ondas hertzianas argentinas.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Personajes, que fueron y son solo una mentira.

Mentiras que se transforman en verdades. Desde siempre, en los medios de comunicación existieron personajes, que vaya a saber porque extraña razón, se ubicaron en podios inmerecidos. Pero, el paso inexorable del tiempo, va decantando en la realidad, y los ubica donde deben de estar, por obra y gracia de un afectivo apoyo a los gobiernos de turno. Generalmente, estos tristes grises personajes marcaron esas épocas en el más encumbrado de los medios, la televisión.
En cuanto a la radio, es observable como estos, se amontonan en el rol de empleados públicos, recalando en las grillas de las emisoras oficiales, como ultimo aliento de sus cabriolas políticas. 
En la actualidad, varios, que durante largo tiempo creyeron embelezar con sus mensajes, han debido bajarse de esa nube de gas en que se ampararon, y resignarse a ser lastre del estado nacional.
Pero lo curioso, es que sin ningún prurito de vergüenza, en esas volteretas, olvidan sus pasados oscuros. Un auto calificado eminente del periodismo deportivo, que sigue destilando su egocentrismo y procacidad, no es ajeno al que, en los comienzos de los años `70, junto a otros, se alinearan en una radioemisora administrada por el gobierno de turno, al amparo del nefasto súper ministro de entonces.
Tristes personajes de la historia de nuestros medios, que siempre existirán. Lo triste, es que el común de los oyentes, quizá no advirtiendo de estos engendros, aún les permiten el ingreso a su intimidad. 
Hoy por suerte,  la gente tiene muy en claro quienes fueron y son, estos personeros acomodaticios, y no en vano, ya son muchos, quienes han optado por negarles el acceso a sus  oídos.